En un contexto electoral marcado por la creciente polarización y un clima de tensión política, las declaraciones de Rixi Moncada, candidata presidencial del Partido LIBRE, sobre el modelo socialista cubano han generado una controversia sin precedentes. Durante su intervención en el programa «Frente a Frente», Moncada expresó su admiración por Cuba, destacando su capacidad para resistir el neoliberalismo y defendiendo los avances sociales alcanzados en áreas como la salud y la educación. Estas opiniones han desatado un intenso debate en la opinión pública, lo que ha llevado a un enfrentamiento entre quienes ven en sus palabras una oportunidad para un cambio social y quienes temen un giro hacia un régimen autoritario.
Análisis del modelo cubano: una discusión sobre opciones
Moncada, quien ha sido una figura prominente dentro del Partido LIBRE, no ocultó su reconocimiento hacia Cuba, al señalar que el país caribeño ha logrado avances significativos a pesar de los desafíos internacionales y las restricciones económicas impuestas por la comunidad internacional. La candidata afirmó que Cuba ha sido un ejemplo de «resistencia al neoliberalismo» y destacó que, a diferencia de Honduras, ha logrado mantener indicadores sociales positivos.
A pesar de la admiración de Moncada por el modelo cubano, ha sido enfática en señalar que su propuesta no consiste en instaurar un régimen comunista cerrado, sino en avanzar hacia una «economía más humana», centrada en la justicia social. Sin embargo, sus palabras han generado una fuerte reacción en varios sectores de la oposición, que advierten sobre los peligros de adoptar ideas inspiradas en el sistema cubano. Salvador Nasralla, expresidente y líder de la oposición, fue uno de los primeros en cuestionar abiertamente las propuestas de Moncada, sugiriendo que un giro hacia el socialismo podría llevar a Honduras a una crisis económica similar a la de Cuba, donde, según él, la población vive con severas carencias.
Reacciones contrapuestas: apoyo y críticas al modelo socialista
El debate sobre las propuestas de Moncada se ha intensificado no solo en el ámbito político, sino también en las redes sociales, donde la opinión pública se ha dividido entre quienes apoyan su propuesta de justicia social y quienes consideran que sus planteamientos son un riesgo para la estabilidad del país. Mientras algunos sectores de la izquierda respaldan su visión de un sistema económico más justo, otros, como figuras políticas como Alia Kafati, critican la admiración de Moncada por Fidel Castro, argumentando que la situación de pobreza y represión en Cuba es incompatible con los ideales de libertad y prosperidad que deberían prevalecer en Honduras.
El reportero Renato Álvarez, al entrevistar a Moncada en su espacio televisivo, no vaciló en preguntarle directamente si su objetivo era implementar el modelo cubano en Honduras, considerando las restricciones económicas y políticas que padece la isla. La tensión durante la conversación destacó las marcadas divisiones presentes en la nación en relación con su futuro político, especialmente en cuanto a la ideología que podría predominar si Moncada asume el poder.
El porvenir electoral de Honduras: una nación fragmentada
El escenario electoral en Honduras se presenta cada vez más polarizado a medida que se acercan las elecciones del 30 de noviembre. La figura de Moncada y sus propuestas están en el centro de un debate fundamental sobre la dirección que tomará el país en los próximos años. Mientras la oposición advierte sobre los riesgos de un cambio radical hacia un régimen socialista, sectores de su base de apoyo defienden su enfoque como una respuesta necesaria a las desigualdades históricas del país. El debate sobre la viabilidad de un modelo económico inspirado en Cuba sigue siendo un tema central, y la decisión del pueblo hondureño en las urnas determinará el rumbo político que tomará la nación.
En este contexto, el clima electoral sigue siendo incierto y las tensiones políticas son palpables. Honduras se enfrenta a un dilema crucial: elegir entre el temor a un giro hacia el autoritarismo o la promesa de una transformación social que algunos consideran necesaria para enfrentar los desafíos de la pobreza y la desigualdad.